Segunda tarea

Una cebra en el jardín.

El pasado tres de Febrero, la señora Gómez, una simpática y alegre ancianita, se levantó de la cama por la mañana y al abrir las cortinas de su ventana, vio una cebra pastando tranquilamente en el jardín de su casa. Se le puso el vello de punta.  Ella, todavía medio dormida, bajó las escaleras para comprobar si era cierto lo que había visto o si todavía seguía soñando. Cuando abrió la puerta del jardín, ahí seguía la cebra, comiéndose sus preciosas flores. La señora Gómez no se lo podía creer, corrió hacia el teléfono que había sobre la mesa y llamó a la policía muy asustada. Cuando la policía llegó a su casa y vio a la cebra, contactaron rápidamente con el zoo que de la ciudad. Los cuidadores explicaron a la señora Gómez que una verja del zoo se había roto durante la noche y la cebra se habría escapado. Salieron al jardín para llevársela de vuelta y se quedaron muy sorprendidos con la cebra. ¡Esto es maravilloso! – gritó la señora Gómez. La cebra se había comido las malas hierbas y las flores secas, dejando su jardín precioso.

Muy agradecida la señora Gómez saco algunas manzanas jugosas para la cebra y agradeció a los cuidadores que vinieran a buscarla.